LIBROS DE AUTORES NATIVOS DE COCHE
Blog dedicado a los trabajos de investigación de autores nacidos en la Isla de San Pedro de Coche.
lunes, 23 de agosto de 2021
LA BELLA IGNORADA / Felipe Méndez Quijada
PRESENTACIÓN
En el vasto océano de la creatividad popular, la Federación de Centros Culturales del Estado Nueva Esparta cumple veintiún años de existencia como baluarte de la idiosincracia neoespartana y agente generador de iniciativas y luchas en favor de nuestro pueblo.
Es una honra, entonces, al celebrar este aniversario, abrir las anchurosas puertas de nuestro Fondo Editorial "Gabriel Bracho Monde!” al maestro cochense Felipe Méndez Quijada. Hemos hecho aquí un difícil'trabajo de .selección de estos escritos que cantan a la Isla de Coche en la belleza de sus paisajes, de su gente, de sus costumbres y tradiciones. Nos asiste la seguridad de que este aporte será valorado como fiel exponente de las expresiones populares y un enriquecedor tributo al patrimonio literario neoespartano.
El Fondo Editorial de nuestra Federación contó para esta edición con la colaboración de Promoción Socio-Cultural Churuata, asociación con la que esperamos seguir emprendiendo tareas en pro del desarrollo cultural.
FEDERACION DE CENTROS CULTURALES DEL ESTADO NUEVA ESPARTA (FEDECENE)
XXI ANIVERSARIO Septiembre, 1987.-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------
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LA BELLA IGNORADA
Muchos la desconocen. Otros la ignoran.
Cuántas veces, por conocerla y sentirla, he sentido en carne propia el punzazo lacerante, doloroso e inhumano cuando aquellas que la desconocen o la ignoran, minimizan con frases despectivas el gentilicio cochense. Salpican con su detritus verbal la pureza de un pueblo que se levanta orgulloso y bravío de las salinas aguas de su Mar Caribe. Que se yergue sublime y paciente ante el olvido de los entes oficiales. Que ha antepuesto a la pobreza y a los sufrimientos, el escudo indestructible de su-admirable estoicismo.
Cuántos profesionales, técnicos, obreros calificados o no, han negado su concurso para el engrandecimiento y el progreso de este generoso pueblo, aderezando su negativa con esta injusta frase: “Pa’ Coche, ni amarrao”.
Pero sin duda, tan nefasta manifestación es hija del desconocimiento de una región que no es culpable de la ignorancia de nuestra Geografía. También de nuestra Historia.
El prejuzgar, el emitir un juicio sin conocimiento de causa, puede dar a luz una injusticia, y este pedazo de tierra, árida en su constitución física, fértil en la grandeza y bondad de su gente, no tiene nada que envidiar a otras comunidades, a no ser, la protección y atención oficial de que son objeto y de la cual, desgraciadamente, esta bella isla carece
No obstante, abnegada tierra, tus hijos, los que pariste en Punta Honda, El Olivo, El Bichar, Güinima, El Guamache... y los que como yo, nos hemos acogido con orgullo infinito a tu adopción, levantaremos con firmeza nuestra voz hasta lograr que comprendan que Tú eres una Madre generosa, que tus descendientes han dado lustre al gentilicio venezolano. Que han logrado puesto preponderante en la música, en la poesía, en las ciencias. Que han ofrecido desinteresadamente sus brazos y mentes al servicio del desarrollo y engrandecimiento de infinidades de pueblos de Venezuela y el mundo.
Algún día, islita olvidada, tendrán que rendirse ante la evidencia de tu belleza. Tendrán que admirar la hermosura de tus playas, la esplendidez de tu gente, la riqueza de tu suelo. Y tú, a todos perdonarás, porque eres generosa; mucho tiempo hace que las aves que acarician tus olas con sus besos, llevaron mar afuera tu rabia y tu rencor.
TRAS LA VENTANA QUE SE ABRE AL MAR
La ventana por donde se escapa la vista tras la nube que se aleja contagiada de tristeza, hasta más allá de la confluencia de los dos azules, volvió a ser la entrada libre del rumor de la ola que casi moja de salpicaduras saladas la salmentosa madera que se abre en dos al infinito de peces y de estrellas.
Mar y cielo se confunden. El azul que se arrulla entre encajes bordados de algodón, esparce su luz sobre ondulaciones trasnochadas en el azul que se encrespa, mostrando al jinete que galopa sobre lomos espumosos en busca de la ribazón escondida en la agónica visión de un somnoliento rayo de luna amanecida.
Brisa y marejadas encabritan a la pequeña embarcación, anteponiendo entre cardumen y pescadores, un telón intermitente de encanecidas burbujas que curten aún más los pliegues de los rostros expectantes.
Entre la protección que le brinda el frágil rayo de luna que languidece de añoranzas por la noche que se fue, se mueve con frenéticos aleteos, el banco de peces que colorean de rojo y plata a la naciente aurora de dorados rizos.
Mientras tanto, entre resoplidos de cansancio y quejidos de paleros, rueda por la borda la plomada, que con ayuda de las boyas van formando la vertical pared de redes que encarcelan entre ventanas invisibles a los brillantes cuerpos de escamas irisadas que enceguecen de entusiasmo a los labriegos de la mar.
Bajo el aletear de las aves pescadoras, continúan los remos surciendo bozas que tensan los desnudos torsos, van acercando al copo, quen entre la manga larga y la manga chica, arrastra el producto mitigador de un día de hambre.
El agua salada que destilan la agonía de los pescados, resbalan de las maras para juntarse con la avidez de los rostros sudorosos y mojar de fatiga el humo de los tabacos que acunan sus volutas en las alas de los sombreros cansados.
La ventana entre chirrear de goznes oxidados y lamentos de madera carcomida, continuaba contemplando al infinito vestido con trajes de marejadas y nubes soñadoras.
ESTAMPAS DE UN PUEBLO SALINERO
La estridencia del canto de los gallos sobresaltó a la aurora que dormía apacible acurrucada entre el socaire de las colinas y el bullicio de las olas cuando jugaban al escondite bajo la popa de los botes.
El bostezo de la madrugada joven liberó al petate del peso del hombre con su carga de sudor, para que al rescoldo del fogón espantase con el guarapo mañanero la modorra somnolienta que se acunaba en los párpados plegados.
. Ese era cotidianamente el prefacio del martirio. El comienzo de otro eslabón de la cadena interminable de sufrimientos del pobre isleño pescador que muere un poco en la salina, agoniza en el mar abierto y se desangra entre las cuatro paredes de los bares que se anclaron como dragones infernales en el vientre y los bolsillos del sufrido pueblo.
Así, dejando al sueño rondando por el patio cercado de cardones, emprende la marcha. El sombrero bien calado resiste los embates del viento. El aceite de coco embadurna muslos y genitales para evitar desolladuras molestas cuando la salmuera caliente intente abrir caminos lacerantes en las intimidades desprotegidas. La nagüeta remendada flameando al aire su indigencia extrema. La mente fija en la agonía cercana.
El caminar ligero permite que vislumbre pronto los pilotines de sal que se van llenando de luna en el borde de la salina.
El corte, su área de trabajo está allí, bien demarcado, escondidos los tejos entre la ciénaga extensa y el agua caliente que cubre de salado a la azulada laguna.
Comienza de nuevo su martirio-trabajo. Las barras metálicas aguijoneando una y otra vez el piso diamantino que acrisoló la mar con sus cópulas de sol y tiempo. Las palas llenando de salado brillo a las maras que sobre las cabezas de los torsos fuertes, seméjase a trofeos del Olimpo, disputados en carreras de relevos largos.
El golpetear constante de la barra. Las manos que seguían criando callos. Las alpargatas que no resistían el peso del dolor que se enredaba en el pabilo. Las maras llenas de sudor y sal. Las piernas que lloraban sangre y el hombre que ya no podía con el hambre, formaban la pirámide que crecía.
Cada metro cúbico de agonía a cincuenta y dos bolívares... cada mil kilos de sal... un millón de sufrimientos. Cada día un martirio por vivir...
Abajo, en el pueblo que comienza a despertar, se presiente el espectro de la miseria revoloteando sobre los techos acantilados de las pequeñas casas.
San Pedro de Coche enero de 1986
PESCADOR DE ILUSIONES
Escenario: un lugar cualquiera de la geografía cochense donde se mezclan el rumor adormecedor producto del contacto entre la terca ola y la blanca arena de la playa virgen y el graznar incesante del turrilo inquieto.
Entre el batir de la ola y el graznido del ave marina coloca la brisa con cierto dejo de pena, las notas melancólicas que arrancó de la boca de un impenitente madrugador, para contribuir con el embrujo del paisaje. Así, en medio del silencio circundante, déjase oir el canto triste:
“Adiós María Pancha te llevó el demonio, perdistes tus reales y tu matrimonio...”
La nostalgia soltó las riendas de la canción. El ancla liberó al bote de su presidio. Y, se van ambos: La María Pancha de los reales perdidos que se lleva el viento y el peñero, corredor de olas que se traga el mar.
En el bote, el hombre... pescador de ilusiones en el horizonte abierto. El hombre que trata de borrar de su mente enfebrecida el recuerdo lacerante de la mujer, de los hijos. El que nació anteayer que no tiene leche. Los que van a la escuela sin lápices ni cuadernos. Ellos, que se clavan como espinas de erizos en su alma atormentada.
Atrás va quedando la casita diminuta perdida en el resplandor del amanecer. Deformada por las lágrimas que enjuga la mano ruda de pescador salado.
Acá, la embarcación, caballo cerrero con cinchas de redes. Abreolas de espumosa quilla escaladora de mares. Perseguidor de quimeras escondidas entre el silbido del viento y la lluvia. La lluvia que moja sus recuerdos y hace que germine su dolor. Que florezca su amargura.
Sobre las olas que remedan surcos desfilan imágenes de pies descalzos. Caritas plañideras que reflejan hambre y provocan llantos. Navidades sin juguetes que escondan la tristeza dibujando sonrisas en los labios exangües. Noches frías de sueños sin cunas ni cobijas, sin camas ni chinchorros. Sollozos lastimeros .de madre inconsolable. Siluetas todas enfundadas en trajes de sufrimientos.
El aguacero sigue mojando las marejadas de pesadillas que crispan el rostro de expresión sombría. Las olas que remedan surcos espantan a gaviotas y alcatraces que tratan de saciar la sed con lágrimas empapadas de lluvia, mar y vientos.
San Pedro de coche, febrero de 1985
AÑORANZA POR UNA ISLA QUE SUFRE Y CANTA
Afuera, el murmullo de los niños inquietos compite con el silbido de la brisa en su coqueteo constante con las ramas de los árboles.
Adentro, arropado por las cuatro paredes de la oficina, con fruición, me dejo llevar por el embrujo del momento influido por el ritmo pegajoso producto del trinomio árbol-niño-brisa, y cabalgo a lomos de la añoranza grata, del recuerdo placentero que derriba mi tristeza, para posarme allá... en la tierra virgen de soleadas playas. En el pueblo estoico de esperar paciente.
Donde la esperanza eclipsa el sufrimiento. Donde la alegría ahoga al llanto. Donde gaviotas y guanaguanares pregonan al mundo la existencia de una tierra bella que es testigo silente del cantar de sus hijos.
Esa tierra hermosa que parió a Rafael González, para que arrancara de la profundidad de su mar la musa que inspiró a “El Carite de la Lancha Nueva Esparta”. A Vicente Fuentes, que paseó su poesía por toda Venezuela, a lomos de sus olas guamacheras, dando lustre a Margarita y a Coche. A Susano Salazar, el que echó la “Lisa” a la mar para que se caloneara a Baldomero y a Froilán Lunar. Al Dr. José Francisco Marval, que cantaba a su gente apaciguando su dolor. A Eladio González, para que al son de su mandolina soltara al viento a “La Lora de Fa-Fá”. Al músico Abdón Lozada, para que con sus diestros dedos hiciera vibrar las cuerdas de su cuatro y su guitarra para alborozo de los parranderos y madrugadores. A José Moya, que utiliza el ancla como lápiz y la mar como papel para escribir sus composiciones con sabor a “Catalanas”. A Matei to Salazar, para que llene a su luna güinimera de música y diversiones. A Chemané, cuyo aporte en pro del rescate y vigencia de nuestras tradiciones, mereció que se honrara su nombre con el “IX Festival de Diversiones cochense, Ah tierra generosa!, que además de hacer a sus hijos pescadores y salineros, huracanes corredores de mundo, también los hizo intelectuales, para que unos desde afuera la recuerden con cariño y luchen por ella, y, otros desde adentro, mantengan sus tradiciones, las enriquezcan y las echen a volar en alas de sus gaviotas, para que todos sepan que en nuestro bravío Mar Caribe existe una isla que aunque sufre, es toda esperanzas. Aunque llora, es toda alegría. Aunque padece, es toda corazón.
En el patio central de la Escuela, el “Gloria al Bravo Pueblo” puso punto final a un día más de labores... y de añoranzas por una isla que sufre y canta.
DICIEMBRE DEL SENTIR COCHENSE
Las colinas que configuran la geografía isleña comienzan a vestir las arrugas pedregosas de su superficie con el alegre verde de las xerófilas que dormitan bajo el manto inclemente de la furia tropical. Es la presencia inequívoca de diciembre.
Diciembre que sopla brisa y riega tierra para que las jarcias de los barcos anclados en el puerto vibren como cuerdas de guitarra entre los dedos del viento.
Que abre surcos de gaitas y aguinaldos para que el entusiasmo construya acantilados sobre paredes de risa y manantiales de sudores.
¡Diciembre que moja tierra y mares!
Diciembre, que encabrita barcos en la caleta furiosa espantando alcatraces entre crujir de maderos y latigazos hirientes de malabaristas olas.
Diciembre, que con su rumor de fiesta, recorre a Punta Honda y al Botón con la “Catalana” de José Moya, emborrachando a la tarde con el alborozo de las guarichas, mientras se llenan de sol las botellas que van cayendo sobre la arena caliente. ,
Diciembre que es fragor rebosante por la Playa del Medio y Valle Seco, cuando José María, echa a navegar los versos frescos del “Soldado de Mar”, que “se oculta del sol enrollando su cuerpo en un caracol”,
Diciembre que se deja oir en la voz de Nicolás cuando escala al “Carite de la Lancha Nueva Esparta”, a los acordes del conjunto “Los Veteranos” de Abdón Lozada y de Félix Gómez, de Fen Bonito y de Chucho, arrancando del pasado, frente al portal del Olivo, el grito incentivador de: “Alegra Pájaro, Cuicha”.
Diciembre que retumba en el Cardón bajo la estridencia de sus pobladores, cuando calle abajo, al ritmo de cuatro y maracas, furruco y tambor, “La Langosta” de Chemané anestesia con su baile desenfrenado el sufrimiento que se
adivina y hace que aflore a los rostros que transpiran, la alegría que les depara el mes de las tradiciones.
Diciembre, que es alegría y que es esperanza. Que ahoga las penas y sepulta el sufrimiento en la trasnochada y adúltera botella, acariciadora de trémulos labios ahitos de licor.
Diciembre que se pierde como la estela que deja el bote entre las olas furiosas.
FICCIÓN DE UNA REALIDAD CERCANA
El Sol ocultó su redonda cara tras la espalda de la tarde que se mojaba con las olas espumeantes de la Punta del Botón. Dejaba atrás un día como todos los que se suceden en las ciudades donde el trabajo tesonero de sus habitantes traza el rumbo indeclinable hacia el puerto de la grandeza.
Luchando con furia inquebrantable y mano firme contra el virus mortal del ocio, el vicio y la vagancia.
El trepidar de las máquinas de la salina anuncia su canción diaria de esperanzas convertida en sal, refinada bajo los procedimientos más avanzados de la tecnología moderna: rieles, aparatos hidráulicos, molinos eléctricos... sacos de prístina blancura cubriendo de ilusión los rostros sonrientes.
El muelle de Valle Seco, recoge al igual que todos los días el fruto de la faena extenuante y ardua de los pescadores. Montones de cajas de pescados enlatados se acomodan en toda su extensión esperando por los barcos que hacen cola. Ya el pescador tiene mar y tiene redes. Embarcaciones y créditos. Cooperativas y... peces que pescar. Las lanchas arrastradoras fueron devoradas por “El Pez Patriota” de Miguel Rivera.
Por las calles, entre el titilar de los avisos luminosos, maestros y profesores, embriagados por el sutil aroma simbiosis de flor y mar, contemplan extasiados a las miríadas de estudiantes que provenientes del Complejo Vacacional, se mezclan con los de Punta Honda, El Bichar, El Guamache... y surgen las ideas. Se multiplican los planes para aprovechar el tiempo y continuar formando mentalidades claras. Hombres y mujeres con sentido crítico. Emprendedores. Capaces de mantener ese monumental emporio construido a base de trabajo, estudio y amor por una tierra merecedora de todos los sacrificios.
Ese día, de sueños y fantasías, en el edificio sede del Poder Municipal, los ilustres representantes del pueblo discutían con la mesura y la responsabilidad propia de sus altas investiduras, el aporte económico del Estado, para el desarrollo del turismo insular. Las bellezas naturales que se prodigan en el suelo generoso de las antes “Cenicienta del Caribe”, no serán deleite exclusivo de nativos y residentes. Las campañas de promoción de la Geografía cochense, con la finalidad de convertirla en polo de atracción turística, ya comienzan a ponerse en práctica.
Será cuestión de tiempo reducido, el que las postales de la playa El Coco, Punta de la Playa, La Uva, Longaray... recorran al mundo, convirtiendo una ficción en realidad cercana.
ESTAMPAS MARINERAS
El bote que embestía las olas, parecía divertirse cuando se cubría de proa a popa con su ropaje de azul y sal. Cuando crujían las cuadernas ante el ímpetu indoblegable de las testuces espumosas. Cuando vencía con su fuerza de cien caballos el rosario de obstáculos con que la mar quería detenerlo.
Cuando interrumpía la tranquilidad de la ribazón y hacía que los peces voladores cubrieran de sombra al Bajo Caracare.
Así, entre copos de nubes que se alejaban. Entre blancas espumas que se perdían. Entre el silbido del viento que entonaba canciones de sirenas y barcos perdidos, seguía el bote su camino de gozo y de tropiezos.
A sotavento, la bruma matutina cubría de difuso manto al edificio de la salina. A barlovento, más allá de la arisca playa de la Uva, el remanso verdiazul adormecido en la albura de la arena: ¡La Playa El coco, atarrayada en la retina de mis ojos!
El chapuzón del ancla, muy cerca de la Punta del Palo, redimió a la embarcación de su castigo para que contemplase el nacimiento de la aurora, mientras el sedal enrojecía los callos de las manos rudas en el trajín de la pesca.
Pasaba el tiempo a lomos de las marejadas que se perdían en el horizonte y las maras se iban llenando con el gris de los corocoros, el rojo encendido de las catalanas, del acerado brillo de palometas y tajalíes, del entusiasmo contagiante que se resbalaba de los ojos de los pescadores ante el baile incontrolado de una cuna o de algún pargo en el extremo del cordel.
Hipnotizado, continuaba con la vista fija en la Playa el Coco, queriendo taladrar con mi mente ida, el santuario azul donde Rafael González enguaraló a “El Carite de la Lancha Nueva Esparta”.
La tarde se vistió de tristeza cuando el ancla ocupó de nuevo su puesto a bordo de la “Conquistadora”, acompañándonos en el trayecto de regreso antes que el ocaso recogiese los últimos rayos de un día de sol radiante.
ENTRE BRUMAS DE LA PLAYA EL COCO
El éxtasis que nubla los sentidos y que tiende una venda entre el remanso azul de esbeltas olas y la albura de la arena que la brisa peina, es sólo alterada por el corretear de crustáceos asustados que buscan en la granulada alfombra, el agujero protector que disipe sus temores.
Los pasos, con sus descalzas huellas causantes del sobresalto de los cangrejos, detienen su camino bajo el techo blanquiazul tachonado de gaviotas y alcatraces que junto a turrilos y guanaguanares, tratan de romper el silencio que se esconde entre goletas que descansan y corazas de caracoles que brillan al sol, varados en la playa.
La mente que guiaba los pasos escudriña el pasado que ocultan las olas entre esqueletos de barcos perdidos y canciones picarescas de sirenas antañonas, para profanar el santuario azul de la Playa El Coco, donde en cuna de corales y arrullos de madreperlas, nació “El Carite” de la grata tradición.
Abstraído en el silbido de la brisa inmersa la mente en el lienzo natural que adormece el atardecer marino, vislumbro entre la bruma que me envuelve y el sueño que me rinde, la lancha silenciosa de velamen desplegado que batalla en los ramales con anzuelos y cordeles.
La tarde se vistió de fantasía. El mar se embraveció. Los botes que descansan y las corazas de caracoles varadas en la playa, no son ya refugio del silencio. El irisar de nácar y relampaguear de perlas asustan a las olas que lamían la playa y se agitan con violencia los corales, tensando el sedal de inspiración que arrancaba a “El Carite” del anfiteatro marino de tormentosas aguas donde su vivir tenía.
El nombre de “Nueva Esparta” que lucía la lancha, casi ahogado por la intrepidez oceánica, parecía desprenderse ante la furia de los elementos.
La, brisa se convirtió en música de diversión. El hombre, Rafael González, seguro sobre la borda, acompañado por la esquiva musa que a él jamás abandonaba, recogía de la inmensidad azul el producto que habría de eternizarse en la querencia del pueblo: El Carite de la Lancha Nueva Esparta, que salió confiada a recorrer el mundo, danzando entre oleajes de guarichas y ventarrones
PUENTE ENTRE LA ISLETA Y COCHE
El viento arrancaba pedazos de sueño a los manglares vecinos para regar en la playa ronquidos de ostras y pesadillas de alcatraces insomnes, mientras el trajín afanoso de pescadores amanecidos, despertaba a la Ana rubia que comenzó a acicalarse encima de los acantilados de Punta de Mosquito.
La salida del caballero extinguidor de tinieblas, devolvió por completo la vida bulliciosa a Las Marites, que entre el vuelo majestuoso y rápidas zambullidas de aves marinas, contemplaba a la embarcación que remontaba alegremente en busca de los pilotes de salada albura que el horizonte trataba de ocultar tras un extenso velo de distancia y bruma.
El haz retorcido de hilos burbujeantes recolectores de rayos solares que el bote iba dejando, se entretenía recogiendo los colores que despedían las escenas brillantes de lisas y lebranches para tejer arco iris marineros en vano intento por enredarlos en la panda del mandinga que reposaba entre la mura y la proa, pensando en la manera de pescar la altivez de las olas que hacían crujir las cuadernas.
Entre saludos de marejadas que mojaban la brisa acumulada en la paneta, provocando genuflexiones mareadas, entramos a la enigmática caleta donde desandan para siempre fantasmas de ancianos barcos que no encuentran el rumbo viejo que ayer dejaron porque las corrientes marinas escondieron los caminos bajo follajes de algas y barcófagos erizos.
A partir de allí, el velo comenzó a disiparse.
La distancia se acortaba mostrando muy próximo a la borda, la óptica ilusión de un paraje celestial enclavado en el cercano fondo de ciriales, circundado por veredas de langostas y caminos de caracoles.
La bruma, sin el apoyo de la lejanía, permitía apreciar el brillo que sudaban las pirámides sembradas al borde de la salina.
Los cocoteros, que al principio semejaban a gigantes saludando al cielo, parecían invitar a hacer uso del brazo que extendió la tierra, para ofrecer los encantos de la Punta de la Playa, cubriendo el presente en papel de dorada arena con lazos de gaviotas y guanaguanares.
Desde las colinas cercanas, atenuado por la canción del mar, llegaba el coro discordante de gaitas y malagueñas, viajando en compañía de las volutas de humo que expelían los tabacos que se incineraban en los labios de los salineros.
GÜINIMA
La algarabía que fluye incontenible de las gargantas infantiles se diluye entre las piedras que accidentan la calle de Choro-Choro, escondiendo las travesuras que en vano trata de doblegar la aparente rigidez del maestro. En la escuela, sombrero encasquetado en la cabeza del pueblo.
Norte y escuela dan comienzo a la población.
Diríase mejor que la escuela es el norte del pueblo, porque su influencia está allí, en cada bache de la carretera, en la expresión popular bogando entre tonadas y malagüeñas, en la habilidad para confeccionar los símbolos que adornan sus diversiones, en la fe a San Rafael Arcángel, en la integridad del hombre y hasta en el canto de los gallos trasnochadores de lunas y madrugadas.
Es Güinima, nacido como todos los pueblos cochenses, entre arpegios de vientos coimeros y susurros de marejadas bañadas por crepúsculos en el corral de las tardes. De hijos pescadores que prefieren conservar la virginidad de sus mares, para afrontar los peligros inmersos en la canción de resacas traicioneras, allá, en el camino pintado de azul y miedo de puerto Píritu y Guaca, de Uñare y
Puerto Esmeralda.
También ios otros, los hijos que cambiaron la red y el sedal por la atarraya pescadora del saber, emigran como los pescadores de la mar. La calle de San José, que se esconde entre caminos de chivos y caraqueos de gallinas; La
Marina, que se baña de salitre frente a la playa y cuida la iglesia en el recodo de la placita; Choro-Choro, harta de vocales y consonantes; y El Amparo, descansando en el final del pueblo, quedan periódicamente huérfanas de la risa bulliciosa del estudiante que fue a arrancar de la universidad, la ardentía que un día servirá de linterna para alumbrar el camino a la prosperidad.
No obstante, como beso infinito de lapa marina, queda Augusta, cuidando las marejadas de niños, que turbulentos, inundan las aulas de la escuela. También los fantasmas de gallos muertos de Juan Gordlto, acompañaban a Chito y a Mateo Salazar, a pescar la musa marinera escondida en los guiños de las tardes o entre rizos rubios de coquetas auroras.
Definitivamente, el pueblo no queda solo. Cuenta además con el recurso de anmoro
LA BONANZA
El viento, cansado de su eterno trajinar, deposita su fortaleza en el elegante y pausado aletear de gaviotas, buscando, entre la húmeda suavidad del plumaje, el sosiego que espacios y distancias habianle arrebatado en su deambular incierto. Se ahita, así la brisa, de laxitud y sueño, entrela embriagante tersura tejida por hilos de calma y agujas de cálidas plumas.
Poco a poco, la mar se deshace en los pliegues que la erizan, escondiéndolos bajo el manto de silencio que adormece las embarcaciones. Las jarcias en reposo, dejan de producir música, porque los mil dedos del viento ya no tensan las cuerdas que descansan. Pareciera que los diapasones de los mástiles se convierten de repente en velas mirando al cielo... en cirios gigantes, cuya luz se ensombrece con el vuelo sin aire de los alcatraces. Solamente se percibe en la bahía, el ruido que dejan las lisas al saltar fuera del agua.
La calma, escondida en la carretera de cielo de las nubes, navega ahora sin timón sobre la pereza que absorbió a las olas, dejando a la mar huérfana de la resonancia de los acantilados trasnochadores de ostras, del silbido de las quillas que no encuentran marejadas que escalar, de la raya de diamante y sal que traza el bote con la prospela sobre el azul cuando se encrespa, de la ribazón de ruidos que mantiene al marino expectante sobre la mura.
Es la bonanza, premonición de agazapadas tormentas achicando nubes. Viento-sin alas reposando en la quietud oceánica, o en la flacidez del cabo donde el bote cabecea. Ardentía corriendo tras los pies del pescador cuando la atarraya rompe la maraña de silencio pegada a la noche que se acerca.
Bonanza que es paz anclada en el aire... que es agosto con las redes de los días, pescando ventarrones sobre el descuido de las olas.
BICHAR
Pareciera que la mar por temor a las tempestades hubiese buscado refugio en la hamaca de bahía y calina que se cuelga desde el final del cerro-pintado de mejillones, hasta el extremo norte de la albufera de El Saco,para enterrar su temblor de marejadas cerca del rescoldo de fogones olorosos a lisas fritas.
Las casitas, como cuentas de rosario, hacen pensar en la posibilidad de que fueron arrancadas de la fantasía de una canción de cuna para ser colocadas, a manera de empalizada, entre la mar que madura huevas en el vientre de las lisas y el cerro guardador de balidos bajo la sombra de tunas, guamaches y cardones.
La cuenda negra que se echa a rodar pendiente abajo, abre una herida de asfalto que divide en dos al pueblo: al Oeste, las casitas acurrucadas a las quillas de los botes que van formando con ayuda de las olas que revientan, castillos de arenas que la mar deshace, Al este, el cerro que despeña quebradas resecas de erosión, cobijando cantos altaneros de gallos madrugadores... el cerro que acoge como gaviotas empollando la urbanización que varó el rebozo en un descuido del INAVI. Bichar Nuevo, mirador del viejo que se aferra a la cabuya dejada por la esperanza escondida en la fábrica visionaria enlatadora de ilusiones.
Entre las dos partes del pueblo, el que duerme bajo el chasquido de tenazas de cangrejos en las noches de ribazones y el que se encarama en el cerro sepultando huellas de chivos, navega el viento con remar cansado en busca del lodazal de El Saco, para arrancar en la quietud salada el silencio de mil años que acunó la mar sobre el conchal del longo.
Tiempo y pueblo se confunden. Tiempo de siglos elevándose en el humo que fabrican los fogones. Tiempos idos descansando en la modorra que maduran las canas sobre los tures ya viejos. Pueblo que mira a la mar, donde juegan la ardentía y los fantasmas de lisas con el mandinga tendido sobre las olas burlonas. Pueblo de adoración perpetua a la Virgen del Rosario, hacedora de las calmas donde se enreda el pescado.
San Pedro de Coche, diciembre 1986
EL GUAMACHE
El cerro se despegó de la empinada curva para mostrar desde el sombrero de tunas y cardones, al pueblo, acomodado como le dio la gana, entre laderas pedregosas, explanadas arenosas de nacarado brillo y marejadas impulsadas por coletazos iracundos de jureles perseguidos.
El viento, allí se convierte en quejidos de paleros para recitar poemas de Vicente Fuentes, mientras las gaviotas, incansables vigilantes de las andanzas de embarcaciones y mareas, se trasnochan siguiendo la borrachera de notas que hábilmente va arrancando Tellito del cuatro que llora arpegios.
AsÍ, entre músico y poesía uniendo dos generaciones. Escalonando cerros. Enterrándose en el brillo dorado de la caliente arena. Mojándose en el sudor de las olas que levantan los acantilados de Zulica, se sembró El Guamache. Y nacieron hijos que entregó a la mar para que se curtieran de sol y sal en el tres puños de cólera oceánica. Para convertirlos en intrépidos jinetes cabalgadores de encrespadas olas. Para hacerlos expertos de la boza y el mandinga... perseguidores incesantes del carite y el jurel, del pargo y el corocoro. Pescadores del tiempo y de la vida misma.
Ese es El Guamache, que se acomodó desafiante frente al morro de Chacopata, para gritarle a Tierra Firme, aprovechando el trampolín de Isla Caribe, que allí, entre caricias de viento fresco, bulle un pueblo fuerte en su constitución física. Firme en su devoción a El Corazón de Jesús. Indoblegable ante la furia de los elementos. Defensor incansable de sus valores autóctonos. Oregulloso de su ancestro y de su gentilicio: pero en espera siempre de la justicia humana.
Allí está, con su cerro de Mencho siempre vigilante del vuelo de los alcatraces. Con sus calles, guardando aún la prisa de los pasos de Alejandro Brito, cuando se confundía con la noche para repartir pedazos de caridad a los menesterosos y adoloridos. Con su punta e’ Machú, adormecida por el canto de los guanaguanares que juguetean con las notas del pentagrama olvidado por Tellito en la orilla de la playa. Con su Centro Cultural escondiendo en los intersticios de pisos y paredes, la imagen de Campito, que destila caleta y sal. Con su Bajo er Ccy, evocando, entre ciriales y madreperlas, la figura del poeta Vicente Fuentes, cuando dibujaba en sus versos la geometría del vuelo de las gaviotas, el azul manchado de blanco de la mar que lo arrulló, la blancura impoluta de la arena, la nostalgia cabalgando en noches de luna llena y la expresión del hombre cuando se caloneaba la tarde.
Poesía y música, tristeza y alegría, trabajo y siempre trabajo conforman la esencia de un pueblo generoso, donde el desprendimiento y la lealtad bogan aferrados a las cálidas marejadas que inundan los rostros curtidos.
[Indice
Presentación 3
La bella ignorada 4
Tras la ventana que se abre al mar 5
Pincelada de sufrimiento en bello lienzo 6
Se varó el tiempo entre cactus, erosión y mar 7 Estampas de un pueblo salinero 8
Pescador de ilusiones 9
Añoranza por una isla que sufre y canta 10
Diciembre del sentir cochense 11
Ficción de una realidad cercana 12
Estampas marineras 13
Entre brumas de la playa El Coco 14
Puente entre La Isleta y Coche 15
Güinima 16
La Bonanza 17
El Bichar 18
El Guamache 19
ÇÇÇ
martes, 2 de octubre de 2018
SONETOS DE SAL Y PESCA
Obra
Sonetos
de Sal y Pesca en el Mar Social de la
Isla de Coche
---o---
Autor
Lic. Romeo Arismendi
--- 0 ---
Impresión
Imprenta Oficial de la
gobernación del estado
Nueva Esparta - La Asunción.
Edición
Primera edición
100 ejemplares.
--- 0 ---
Diseñadores gráficos
Guillfrank Marcano
Tito y Cucho
Fotografías
Rafael José Arismendi
--- 0
---
Corrector de estilo
Romeo Arismendi
--- 0 ---
Cortesía Institucional
Alfredo Díaz, gobernador del
estado Nueva Esparta
Depósito
Legal
La
Asunción, 19-11-2018
Licenciado Romeo Arismendi
Romeo Rafael Arismendi nació el
20 de junio del año 1947, en San Pedro de Coche, Isla de Coche, municipio
“Villalba” del estado Nueva Esparta. Sus padres fueron Elisea Arismendi
Bárcenas y Joaquín Fernández. Su infancia y adolescencia la socializó con la
protección de su madre, sus seis hermanos y demás familiares.
Sus estudios primarios los
realizó en la Escuela Graduada “Dr. Agustín Rafael Hernández”. La secundaria la
estudió en el Liceo “Nueva Esparta” y en el Liceo “José Gregorio Hernández”,
Caracas, donde se graduó de Bachiller en Ciencias. Se graduó de licenciado en
Sociología en la Universidad de Oriente, Núcleo de “Sucre”, Cumaná del estado
Sucre, 1977. Posteriormente, obtuvo el título de profesor y orientador docente.
Goza de una amplia inducción de talleres y cursos, de obras escritas y logros
sociales para su isla, el amor de sus amores.
Desde temprana edad sintió el
llamado del protagonismo social y la vocación inclinada a luchar por el
bienestar de su querido pueblo. En la escuela accionó en obras de teatro y en
el baile de diversiones. Practicó el deporte, principalmente el béisbol, y a su
corta edad empezó a liderar equipos como promotor y organizador. A esa misma
edad, incursionó en el hermoso campo del folclor, sacando diversiones en las
calles de Coche y siendo aún un adolescente se motivó a trabajar por la
situación de su siempre amado pueblo.
Fundó el Centro Cultural “Isla
de Coche” (1968), cooperativas, microempresas, organizaciones comunitarias de
viviendas, grupos folclóricos, deportivos y sociales. Reconocido profesional de la Sociología,
dirigente social e hijo ilustre del municipio “Villalba”.
ÍNDICE
CONTENIDO
|
PAG
|
Pensamientos
|
v
|
Presentación
|
vi
|
Agradecimiento
|
vii
|
Dedicatoria al pueblo de Coche
|
viii
|
¡Coche, Coche!
|
1
|
¡Adiós Coche, mi pueblo querido!
|
2
|
¡Adiós hijo mío!
|
3
|
Agonía
|
4
|
Amanecer de la esperanza
|
5
|
Anochecer
|
6
|
Añoranza del hijo ausente
|
7
|
Argollas
|
8
|
Bendito mar
|
9
|
Carpintero
|
10
|
¡Coche a su hermana Margarita!
|
11
|
¡Margarita a su hermana Coche!
|
12
|
Despedida
|
13
|
Crepúsculo insular
|
14
|
¡Despierta pueblo!
|
15
|
Dolor en el acuario marino
|
16
|
El hogar
|
17
|
Entorno del pescador
|
18
|
Fe viajera
|
19
|
¡Fuerza y pa tierra!
|
20
|
¡Hermano pescador!
|
21
|
¡Hermano, recuerda a tu tierra!
|
22
|
Interrogantes
|
23
|
¿Inventiva!
|
24
|
La pesca
|
25
|
La voz de mi corazón
|
26
|
Labor pesquera
|
27
|
Lágrimas de sal
|
28
|
Lamentos
|
29
|
Las salinas de mi pueblo
|
30
|
La voz social de una realidad
|
31
|
La sardina salvadora
|
32
|
Mar de sufrimientos
|
33
|
Mar y cielo
|
34
|
Marinero
|
35
|
Mi abandono
|
36
|
Naufragio
|
37
|
Nostalgia salinera
|
38
|
Oración a Dios
|
39
|
Paisaje desértico
|
40
|
Promesas
|
41
|
Pescado para el consumo y venta
|
42
|
Ranchería
|
43
|
Redes oficiales
|
44
|
Redes políticas
|
45
|
Redes vacías
|
46
|
Sal de Coche
|
47
|
Sin retorno
|
48
|
Testigos de mi dolor
|
49
|
Vivir sin fe
|
50
|
Conclusión con décimas de dolor
|
51
|
PENSAMIENTOS
Simón Bolívar
“Nunca sabemos en qué tiempos vivimos y con qué
gentes, y una voz es muy flexible y se
presta a todas las modificaciones que se les quiera dar, eso es política, usted
verá que todo el mundo va a entregarse al torrente de la demagogia y
desgraciados de los pueblos y desgraciados de los gobiernos”.
“Sin estabilidad, todo principio político se corrompe y termina siempre por
destruirse”.
“El primer deber del gobierno es dar educación al pueblo”.
“La existencia es el primer bien; y el segundo el modo de vivir”
“Nada es mejor que la exactitud de las promesas del gobierno. La mejor
política es la honradez”.
“Sin la igualdad perecen todas las libertades, todos los derechos”
“La unidad lo hace todo y, por lo
mismo, debemos conservar este precioso principio”.
-------------- 0 -------------
Simón Rodríguez
“Sin conocimientos, el hombre no sale de la esfera de los brutos y sin
conocimientos sociales es un esclavo”.
“Yo no quiero que me den, sino que me ocupen”.
“No es país libre el que tiene desigualdad de derechos, ni próspero el que
cuenta con millones de miserables”.
------------------
Romeo Arismendi
“Por principio ético y valor moral, se nos está negado
ser mendigos y vender nuestra libertad cuando una sociedad auténticamente
democrática evita que lo seamos para poder vivir en prosperidad con nuestro
propio destino, mas aún si somos la voz
multiplicadora de la transformación social de los pueblos. Pero si nos enjaula
un gobierno dictatorialmente opresor, nos conlleva a ser limosneros y esclavos
de una sola ideología avasalladora se
pierde la dignidad y la condición de ser libres. ¡Necesario es entonces
mantener firme nuestra conciencia, así, y sólo así, tendremos moral para sentirnos
como pueblo libre y digno!. Si no nos
valoramos como ciudadanos y si no evaluamos lo que hacemos, cometeríamos el
error de mantener las charcas de un pantano y la ciénaga sulfurada para
ahogarnos en las turbias aguas de la pobreza y de la humillación, por las
cuales estamos pasando,”.
v
PRESENTACIÓN
Romeo Arismendi
La Isla
de Coche presenta actualmente una muy delicada y lamentable situación socio
económica que está generando síntomas de
hambre ante la escasez y alto costo de los productos básicos del consumo
alimentario, además del uso irregular del servicio de agua potable, de la falta
del ferry, el deficiente y alto costo del transporte marítimo y terrestre. Me
atrevo a afirmar, responsablemente, que jamás había palpado los rigores de una
inopia tan extrema como le está ocurriendo al pueblo de Coche, donde convergen
como acción y efecto la bipolaridad de la privación al derecho a la
alimentación y a la salud biofísica como a la salud mental, afectada por la
incertidumbre, la angustia, el reclamo del efecto fisiológico del hambre y del
llamado angustioso de los niños pidiendo su comida.
Venezuela
como el universo de una población que está seriamente afectada por la miseria
que le ocasiona una diversidad de problemas sociales, le corresponde a la Isla
de Coche, como muestra de un macro problema nacional, absorber con mayor
crudeza el azote que presenta su situación de completo abandono por parte del
Gobierno Nacional, por la pereza que caracterizó al exgobernador Mata Figueroa
y a la desidia del actual alcalde, llevando a Coche a un naufragio.
Tengo
que reconocer la ausencia de políticas auténticas y asertivas de todos los
gobiernos pertinentes al desarrollo de Coche, pero nada comparable con lo que
estamos viviendo hoy en Coche, un deprimente ambiente socio ecológico en el
cual la marginalidad se acentúa como foco infeccioso de otros males sociales
que está diezmando a nuestro pueblo.
La
fuerza de trabajo de la pesca, que sigue siendo la única en su gran extensión
laboral, no se le ha dado la importancia como factor de desarrollo, lo mismo
que le ocurrió a nuestras salinas que no quisieron industrializarlas. Dos
canteras naturales como fuentes de progreso y los gobiernos caso omiso con
ellas. De alguna manera hay que quejarse, por eso escribo en sonetos la
realidad de mi Coche querido para expresar mi dolor e indignación.
vi
AGRADECIMIENTO
Mi
primera muestra de agradecimiento es para nuestro Dios amado, por haberme
bendecido en salud y permitirme continuar con mi vocación cristiana y social,
inclinada a hacer el bien sin ver a quien y de una manera inmensamente especial
sobre lo que podido hacer por mi querido Coche y por lo que me falta por
cumplirle.
Mi
agradecimiento y felicitación al Coordinador de Diseño y Publicidad del Centro
Cultural “Isla de Coche”, Guillfrank Marcano por el diseño de la estructura de
este libro.
A
mi hijo Rafael José Arismendi Amundaray, en atención a su apoyo técnico en la
impresión computarizada.
Al
maestro Felipe Méndez Quijada, a quien valorando su vocacional inspiración
poética dedicada al pueblo de Coche, me ha servido de motivación y guía.
A
la licenciada Lourdes Cardona, directora de la Imprenta Oficial del estado
Nueva Esparta, al valorar su cordial disposición para la impresión de esta
obra.
A
los consecuentes amigos y colaboradores Tito y a Cucho, excelentes
diagramadores gráficos de la Imprenta del estado Nueva Esparta por su aporte en
la delineación del presente libro.
Al
ciudadano gobernador del estado Nueva Esparta, Alfredo Díaz por su extraordinario
apoyo al permitir la impresión de esta obra en la Imprenta del Estado.
vii
DEDICATORIA
AL PUEBLO DE COCHE
Pronunciar u oír el nombre de
la Isla de Coche, se suscita en cada uno de sus hijos la magia del amor puro,
cristalino, afiliativo y solidario, en un acariciador masaje espiritual. Esta expresión sentimental constituye un
rasgo muy perteneciente y predominante en el carácter psicosocial del cochense,
quien lo manifiesta no sólo en su lar nativo sino en cualquier parte del país y
del mundo donde se encuentre. Esta
conducta es una vinculante realidad que condiciona al cochense con su querida
isla para amarla y sentirla, para defenderla y soñar con su progreso. Es pertenecerle a la madre
tierra que nos parió porque así fue destinado por Dios, Nuestro Sabio Padre
Creador.
Todos deseamos que nuestra
amado terruño logre significantes patrones de desarrollo, con la creación de
fuentes de empleos, ejecución de obras básicas y otros importantes servicios,
que admita a sus habitantes mejorar sus condiciones de vida social y
constituirse en factores humanos protagonistas de su propio destino. Quisiéramos ver a un pueblo unido y
consciente de sus deberes, derechos y obligaciones, donde los intereses
comunitarios estén por encima de toda acción partidista o politiquera.
Históricamente la Isla de
Coche ha sido huérfana de un modesto plan de desarrollo y en la actualidad del
2018 su situación es estrictamente crítica, más huérfana que nunca, sola sin
padres oficiales que la atiendan como debe ser, es la indiferencia desafiliativa
que viola los deberes y obligaciones constitucionalmente inherentes al Gobierno
Nacional. Han hecho de la Isla de Coche una parcela social de atraso y
acentuada pobreza. Coche padece de una
hipertrofia de su economía, ha tenido un proceso de evolución lento debido a la
notable escasa explotación de sus recursos naturales como la pesca y sus
salinas, la consiguiente alta tasa de desocupación y subempleo, es grave la
escasez del agua, la comida por su carestía y alta inflación, sin el servicio
del ferry, déficit y caro el transporte terrestre y marítimo.
Coche es la caricia del amor,
del sosiego, de la ingenuidad espiritual, del remanso hospitalario, de la
brumosa tranquilidad; es nuestra isla de sal y pesca, absorbida en su casi
totalidad por la fuerza artesanal del pescador.
Y son precisamente los trabajadores de la pesca y de las otrora salinas
de mi pueblo, quienes más han sido hollados en sus situaciones socioeconómicas
y sentimentales. Por ser ellos la
columna vertebral de la incipiente y huérfana economía de la Isla de Coche, les
ofrezco este poemario de sonetos alusivos a su acción laboral, a su entorno
natural y a su hábitat, que es prácticamente el contexto natural y cultural de
Coche.
Con estos versos he querido
reflejar mi amor, mis preocupaciones, mis desvelos y el interés por mi pueblo,
por ese Coche tan querido, porque siempre mi isla ha sido la luz y el emblema
de mi existencia. Espero, dentro de la
filosofía de la fe y de la esperanza, que este mensaje de reflexión poética
pueda arar en mis coterráneos la iluminación de una conciencia dignamente
progresista y poder lograr en ellos el cultivo de un fruto social en cada
pensamiento y exigirles a los gobiernos una auténtica atención integral y
plenamente asertiva a la Isla de Coche, que permita mejorar progresivamente su
crítica situación existencial que aborda los límites de una pobreza extrema.
viii
SONETOS DE SAL Y PESCA EN EL
MAR SOCIAL DE LA ISLA DE COCHE
SONETOS DE SAL Y PESCA
Prólogo
Que
un sociólogo, como Romeo Rafael Arismendi, incursione en el soneto que es una
composición poética de arte mayor, para
exaltar los orígenes, reservas naturales
y valores sociales del terruño que guarda la placenta de su natividad, no asombra ni puede extrañar, máxime cuando
quien proyecta la exaltación, lo hace sensiblemente impactado por el paisaje natural
y ontológico de un territorio que el tiempo ha venido labrando desde las edades
geológicas del Mioceno hasta convertirlo en lo que es hoy en medio de su
circunstancia y esperanza promisoria.
No
es la poesía abstracta o hermética de algunos intelectuales, sino en todo caso, figurativa, tampoco monotemática, tal vez salteada y acumulativa
de momentos vivenciales que el sociólogo convertido en poeta siente el impulso
de manifestar. Empieza por exaltar los
orígenes de la isla que lo inspira en los momentos menos rigurosos del quehacer
existencial para luego saltar a lo que espiritualmente experimenta: la ausencia. El tener que desprenderse de la isla, aunque
sea con el deseo del retorno en medio de la incertidumbre y la nostalgia que ha
de venir. La nostalgia que es vestal del
horizonte como bien decía el poeta José Eugenio Sánchez Negrón. La nostalgias
que corre desnuda dejando atrás los velos, atravesando, y saltando más
allá los mares en barcos rojos.
No
solamente invoca la ausencia personal, sino también, más tarde, la del hijo que
habrá de seguir su huella en el adiós, en el adiós que ha de llegar y llega parsimonioso
o súbitamente como algo virtualmente imposible, pero que justifica la realidad social
de una isla que algunas veces parece ver marchitar sus aspiraciones por los
rayos de las promesas incumplidas. No
obstante, el amanecer siempre aviva la esperanza, sobre manera cuando ese
amanecer isleño es luminoso en el naciente y resplandece sugerente sobre los
cantos rodados de los cerros.
El
sociólogo sabe que en la noche se refugian los desenfados, pero siempre detrás
del nubarrón del anochecer brilla una estrella cuyo titilar suave y lejano alcanza
iluminar el rostro del ausente y lo incita a volver como vuelve cada lágrima
del tren flotando al pie de la soga con su fáunico manjar que en cualquier punto de la tierra la mesa
espera. Bendito mar entonces donde se
sumergen buzos que ansiosos buscan la madre perla y el mar donde habitan los pescadores,
exclama en éxtasis el poeta. Bendito el
mar también que copula con la madre de la sal como bendecidos son los salineros
y los otros habitantes de las playas que son los carpinteros de riberas derrochando
su habilidad artesana en el moldear de los barcos de redes y de sueños, tanto
allá, hermana mayor, como acá
¡Oh,
hermana mayor que es Margarita, como dalia y girasol! Tantos pétalos a la
redonda y Coche, San Pedro de Coche, sin
ninguno, sin ningún pétalo que acaricie
las piedras que abundan como la retama
que no deja de ser amarga y que poco importa si está de por medio la geografía
que acerca y que une más allá de la actitud y aptitud de la negligencia, Es lo que parece sentir el sonetista tanto en
presencia como en ausencia, pero siempre con la esperanza por delante que es lo que mantiene al habitante,
al que se va y al que se queda y al que vuelve luego de larga ausencia para
sembrarse con sus huesos en el salitre del tiempo, apenas coloreado por el
crepúsculo del alba y de la tarde..
A
pesar de todos los pesares, la lucha política y social continúa, ha de seguir,
a veces con retardo, a veces con impulsos, pero permanente, no tan solo por el
ambiente territorial sino también por el acuario marino afectado por métodos
depredadores que incluso enervan a las aves marinas como el guanaguanare, el
alcatraz, la cotúa y el garzón
Y
así discurre el sociólogo transformado en sonetista, remarcando con el cincel
de su alma los sitios de su infancia, de su adolescencia, de su experiencia y
conocimiento profesionales, siempre a la luz de la existencia socialmente
dinámica y cultural de su pueblo. No tiene pausa y casi nada se le escapa
porque si la malla del tren es grande, menuda es la del copo y recio el músculo
como inmenso el esfuerzo del pescador, el pescador, vigía impenitente del mar
esmeralda que rodea a la isla con sus remansos y rebozos de olas encrespadas.
Américo
Fernández
¡Coche, Coche!
¡Coche!, originario nombre que por vez primera,
Se pronunció y se oyó en la indígena voz
insular,
Y como bruma arrastrada por la corriente
marinera,
Se propagó en el tiempo como las olas del mar.
¡Coche, Coche!, exclama el marino, el pescador,
¡Coche, Coche!, vocea el mar, el sol, el viento;
Es nombre indígena, de apego, devoción y amor,
En cada nativo que la lleva en
su pensamiento.
¡Coche!, vocablo indígena que significa venado,
Aludiendo a la abundancia de ese tipo de ganado.
Coche es playa del pescador y
mina de sal y mar;
Coche fue perla en la época de la colonización,
Coche es folclor, es canto, es
poema para soñar,
Es la islita amada y anclada en nuestro corazón.
1
¡Adiós Coche, mi pueblo
querido¡
Me voy y te digo, ¡adiós
Coche, mi pueblo querido!,
Allí dejo a mi familia, amigos y a toda mi noble
gente,
Y, aunque debo marcharme, tú sabes que no te
olvido,
Que tu presencia vivirá en mi corazón perennemente.
Dejo tus playas, salinas y tus
típicos perfiles de vida,
Sólo la necesidad me obliga irme y a ella me
entrego,
Luego regresaré a ti
con la satisfacción más sentida,
Porque eres el océano social
donde siempre navego.
Voy zozobrando, cual velero en
alta mar, viajo y lloro;
Mi tristeza se marea en
nostalgia, y mi alma sublima
Brumosas lágrimas y donde
esté, en La Guaira, Araya,
Puerto la Cruz, Tucacas, Caracas, Ciudad
Ojeda, Coro,
En Puerto Cabello, Cumaná, Maracaibo o en
Cabimas,
Te estaré evocando con
amor y no importa donde vaya.
2
¡Adiós, Hijo Mío!
Con tristeza veo a la embarcación que se aleja,
Donde viaja un hijo mío, un hermano, un amigo,
Ignoro cuando volverá, pero este hijo me deja
Su grato recuerdo que siempre estará conmigo.
¡Adiós hijo mío!, te vas de mi
terruño obligado
Por mi mala estadía, cada vez más desvanecida,
Ni tú puedes esconder ese gimoteo derramado,
Ni yo los agrios suspiros de
mi alma adolorida.
Tú me dejas, a tu pueblo, al hogar de tu
desvelo,
Y deseando volver algún día es tu febril anhelo.
Dios permita seas dichoso en
tu nuevo entorno,
Trabajando, progresando; en tanto tu verdadera
Familia y tus leales amigos estarán a la espera,
Con ansiedad sentimental por
tu pronto retorno.
3
Agonía Social
La aflicción de un pueblo es una agonía,
Transcurre entre lagunas de congojas,
Donde el martirio es el mal de cada día,
Y se cercena el bienestar que lo despoja.
Agonía social, perturbante y carcelera,
Que asfixia tu existencia con cadenas,
A que tu gente viva siempre prisionera,
Con falsas promesas, angustias
y penas.
Una agonía en coma, que hospitaliza
A tus inocentes creencias en
una espera
Prolongada de frustraciones y engaños.
Una enfermedad social que no
garantiza
Darte de alta, porque quien te desespera,
Es la politiquería que te hace
tanto daño.
4
Amanecer de la Esperanza
Amanecer cochense es alba de
alientos cálidos de alabanza,
Amanecer que resplandece el paradigma de la
ingenua alegría,
Inocentes contenturas rebosadas en la luz
celeste de cada día,
Para darle rendija a los rayos
solares de la férvida esperanza.
Amanecer cochense es albor de
música, canto, cuento y poesía,
Es la iluminación de un pueblo, con su religiosa añoranza,
Rogándole al Señor y mirando al cielo y al mar
en lontananza,
Espera con ansias se cumplan cada promesa que se
le ofrecía.
Llegan las penumbras y los anhelos se alejan con
el anochecer,
Y como estrellas fugaces en cada noche viajan y
desaparecen;
Allí van los sueños sociales del niño, del
hombre y de la mujer.
Pero estas perspectivas
quiméricas por siempre resplandecen,
Y
están presentes en la luminosidad
de un nuevo amanecer,
Porque las luchas sociales de los pueblos nunca languidecen.
5
Anochecer
Languidece el sol en su ocaso,
despidiendo al día,
Llegan las penumbras cobijando
a la fría noche,
Con ellas los ánimos de los pobladores de Coche,
Se alejan y se pierden en cada oscuridad
sombría.
Anochecer triste y de
nebulosidad en la espesura,
Sobre tus cautivas quimeras dimiten sus huellas,
Y por tus aflicciones
sobresalen las mil querellas,
Lagrimeando en agobios los abrojos de tu
negrura.
Anochecer que recoge las
aflicciones en derroche
De insomnios dolosos del noble pueblo de Coche,
Mientras la ilusión abatida y
apenada se descuella.
Así, los suspiros excitados que se atan en agonía,
Viajan en las sombras y se pierden en la
lejanía,
Para trocarse en una lejana y fugitiva
estrella.
6
Añoranza del Hijo Ausente
En Venezuela no existe un solo lugar
Donde viva un cochense que no añora
A su amada isla; sonríe, canta y llora,
Es una mezcla de efectos para
recordar.
Allá donde habites amigo y
hermano,
A tu lar nativo algún día haz de volver,
Ya que en ti persevera ese lindo querer
Del buen hijo
y del sensitivo paisano.
Por tu Coche sientes un amor apegado,
Abrigas la nostalgia de estar a su lado;
No es tu culpa que seas un hijo ausente.
La llevas en tu corazón, no la olvidas,
Orgulloso de tu terrón isleño, de tu gente,
De tu cultura
y de tu familia querida.
7
Argollas
Prisioneras
Zarcillos de mandingas y filetes,
Sobresalen en el acuario perdido,
Evitando que se vayan al garete,
Los sueños de un pueblo sufrido.
Argollas que como grillos hieren
Y Apresan tus mejoras sociales,
No acceden que de ti se liberen
El cardumen de todos tus
males.
Argollas marinas de mil colores,
Guías flotantes de los pescadores,
¡Parecen lágrimas de añoranzas!
Cómo firmes centinelas de
caladas,
Son aretes colgados de
esperanzas,
En tus eternas utopías
enmalladas.
8
Bendito mar
Maravilloso mar de mi pueblo, ¡cómo te admiro!,
Ya que eres madre y
redentora de nuestra vida,
Tú nos proporcionas el alimento que es el
suspiro
Primordial de nuestra economía
tan carcomida.
De tus vientres nacen las
infinidades de especies,
Son las que enriquecen los cultivos de tus
viveros:
Las ostras, moluscos, mariscos, crustáceos y
peces,
Donde germinan en tus ovarios como semilleros.
Bendecido mar, que sobre tu
lienzo azul se bogan
Por oficio de pesquería y transporte de
navegación.
Eres la principal cantera de nuestra
alimentación.
Eres la fuente natural que en
tus aguas se abrogan
Las vicisitudes que afectan tus penas de
desolación,
Atroces condenas que te aprisionan
y te ahogan.
9
Carpintero
Carpintero de jornada laboriosa, útil y tesonera,
La que realizas con espíritu
generoso y sencillo,
Con el serrucho, el formón, el cepillo y
martillo,
Faenas vigorosamente en la carpintería de
ribera.
Construyes y reparas los botes
con sumo esmero,
En la factoría artesanal de tu albergue ranchería,
Donde demuestras las
habilidades de tu artesanía,
Dándole al pescador tan elemental bote pesquero.
¡Carpintero, qué sería sin tu
encaje el trabajador
Del mar!, el que transporta
pasajeros y el pescador,
Ellos necesitan de tu quehacer
para poder trabajar.
En consecuencia, un pueblo
depende de tu oficio,
El cual es un arte de singular valor en el
gentilicio
Que puntualiza la vida de nuestra cultura
popular.
10
¡Coche a su hermana Margarita!
¡Hermana!, tan cercana a nuestros corazones,
Sin embargo, tu lejanía
pareciera infinita,
El olvido oficial, cual espejismo de ribazones,
Te hacen alejarte de mi, hermana Margarita.
Quien nos distancia es la
Margarita oficial,
La del pueblo sí es mi indiscutible hermana,
Es la que me quiere y siente el abuso desigual
De este abandono, cubierto de luctuosas canas.
Hermana Margarita, siento tu
sentido clamor,
Oleado y arrastrado por las
corrientes marinas
De nuestro Mar Caribe, que nos
une en cercanía.
Somos como
gemelas en las mareas del dolor,
En la salmuera del leso atraso, en las
peregrinas
Promesas de alargar en cada
sufragio mi agonía.
11
¡Margarita a su hermana Coche!
Nacimos de Dios, con la
historia y con la geografía,
Ellos son nuestros eternos y excelsos padres naturales,
Solamente
la política nos ha separado en la lejanía
De las desiguales atenciones económicas
y sociales.
En mí ser sólo han vestido una
parte de mi estructura,
La mayor porción de mi físico prosigue
abandonada,
Indolentemente han hollado mi ecosistema y
cultura,
Dilapidando la virginidad de mi creencia
moralizada.
¡Mi hermana Coche!, yo
también no he sido atendida,
Como debe ser.
He caído en el vicio y la delincuencia;
Ya no tengo tranquilidad, y siempre me tienen
violada.
Estoy consciente hermana, que estás más desasistida,
En muchas cosas que me sobran, pero la real esencia
Es que somos islas hermanas, lánguidas y
diezmadas.
12
Despedida
Dejo tu entorno y al destino me entrego,
Y, como
neblina viajera en el azul cielo,
Surco la distancia marina donde navego
Para hallar respuestas a mi
febril anhelo.
¡Me duele tanto dejarte! Por eso lloro,
Por nuestra gente y por tu tejido herido
De viles añagazas y cómo tanto te añoro,
Sé que jamás te almacenaré en el olvido.
Me voy y
espero que cuando yo vuelva,
Encuentre a un pueblo unido y de acción,
Defendiendo sus obligaciones y
derechos.
Sueño que cuando regrese a ti se resuelva
Una parte de tu grave y delicada situación,
Y que tu progreso sea
realmente un hecho.
13
Crepúsculo Insular
Crepúsculo insular, un
hermosísimo momento,
En su decadencia saluda a la bienvenida noche,
Y en su saliente emite su luz brillante de
aliento
Para hacer vibrar las fibras
del pueblo de Coche.
Surge la aurora y su luz
recorre con sentimiento
Tu mitigada estructura social, hasta unirse al
mar,
Con sus matices multicolores, al son
del viento,
Pincelan la acuarela pictórica de tu icono
insular.
Crepúsculo insular que pintas el tapiz de la
tarde
Con tu sonrisa vespertina lisonjea
y hace alarde
De bellísimos colores, arco
irisados de ilusiones.
Son coloraciones utópicas de
un bienestar social
Inexistente, y detrás de ellas habitan las visiones
Fantasmagóricas de los
pintores del óleo oficial.
14
¡Despierta Pueblo!
¡Despierta pueblo!, tu apoyo sería la fortaleza,
Que pintarías en tu conciencia los emblemas
De nuestras luchas, con gran valor y entereza,
Para buscarle las soluciones a tus problemas.
¡Levántate pueblo! y deja a un lado la pereza,
Organízate ya, lucha por tus mejoras sociales,
Pelea por tus justos derechos, que la grandeza
Está en ser útil en pro de las causas populares.
¡Despierta pueblo! que ha llegado el momento
De ofrecerle a la causa la fuerza de la unidad,
Luchando e izando la esperanza y el optimismo.
Navegando con fe y firmeza, con fundamento,
Hacia un progresivo futuro y por una dignidad
Despertando en ti sentimientos de patriotismo.
15
Dolor en el Acuario Marino
Sentimiento triste y agudo en el acuario marino,
En el cual cada especie siente el efecto
devastador
Que han hecho de su hábitat, y expresa su dolor,
su impotencia, ante este acometimiento dañino.
Las tristes olas viajan en furioso vuelo
repetido,
Con ellas el guanaguanare con su vistoso encaje,
La cotúa y el alcatraz, en su enlutado plumaje,
Picotean los sinsabores de tu destino exprimido.
Los peces aletean sobre tu membranosa pobreza,
Los moluscos se arrastran por tu bandullo
herido,
Y los crustáceos se arrastran sintiendo tu
agonía.
Tirras y gaviotas graznan expresando su braveza,
Y todo el acuario marino, consternado y sentido
Por tu abandono, desbocan llantos en ardentías.
16
El Hogar
Lamentos bravíos, en un eco entristecido,
Se oyen en el cerco tedio de una morada,
Allí vive un grupo familiar empobrecido,
Y de agrio penar su
prosperidad violada.
Adusta y cruel soledad nimba el momento,
En que el hogar hastío, endeble y apenado,
Siente la compasión y la caridad del viento
Y hacia él se siente mustiamente arrastrado.
Lar humilde, sensible, cándido y acogedor,
De fe cristiana, místico y dibujado de amor,
Donde predomina el penoso hacinamiento.
Comparten las secuelas de cada necesidad,
Y ante este injusto e indigno estreñimiento,
Todos suplican al Creador por su felicidad.
17
Entorno del Pescador
A levar ancla, que ha llegado la hora,
Para salir a pescar en su raso peñero,
Y rumbo al mar se dirige el marinero,
En busca del sustento que tanto añora.
Las redes y botes son sus instrumentos;
Sus testigos: el cielo, el día o la noche;
Desvelos: su familia y su amado Coche,
Y, así, todo un entorno de sentimientos.
Más otros testigos del humilde pescador
Son: la luna, el sol, el mar con su rumor,
Dios, San Pedro y la Virgen Marinera.
Su fe y su voluntad son la fuerza moral,
Con su coraje dinamiza su trabajo social,
Dado en esa linajuda actividad pesquera.
18
Fe Viajera
Brisa soplada de optimismo, que hace navegar
La fe de mi pueblo, surcando el espacio soñado,
Y viento en proa, pescando el progreso deseado,
Viaja esta fe solícita por aire, tierra y por mar.
La fe vuelve a vibrar y navega con la corriente,
Entre aguas, vientos, con la claridad o el
sereno,
Con esa fe le ruega a San Pedro y al Nazareno,
Un gran milagro por un destino más floreciente.
Alabado sea el Creador, que siempre Él arropa
La fe cristiana de un pueblo creyente y sufrido,
Siempre engañado
a lo largo de muchos años.
Aún sigue soñando y con esa fe, timón en popa,
Arrumba y bordea ilusionado, sumamente creído
Que algún día se le acabarán tantos desengaños.
19
¡Fuerza y pa Tierra!
(Honor a Inocente “Chente”
Salazar Hernández)
¡Fuerza y pa tierra! es un típico refrán
cochero,
que moraleja el coraje, vigor y firme decisión,
que se deben asumir, con enérgica convicción,
para luchar por el logro de un mejor derrotero.
¡Fuerza y pa tierra!, representa una invitación,
para que todos los cochenses, juntos y unidos,
trabajemos por el bienestar de Coche, decididos
a promover nuevas pautas de concienciación.
¡Fuerza y pa tierra!, es un grito de motivación,
es un llamado de autoestima a la participación,
a la fortaleza de la unión y a la
confraternidad.
¡Fuerza y pa tierra!, refleja la avidez punzante
de un deseo porque Coche pueda salir adelante,
compartiendo todos funciones
de solidaridad.
20
¡Hermano Pescador!
¡Hermano pescador!, realiza tu faena,
Cuando levantes
tu frente sudorosa,
Dios te dará su bendición milagrosa
Y la Virgen protegerá tu alma buena.
¡Hermano pescador!, siéntate orgulloso
De tu trabajo noble, humilde y honrado,
¡Qué sería de nosotros sin ese pescado!
Alimento diario por ser firme y valioso.
¡Hermano pescador!, ten fe y paciencia,
Sobre ti solamente Dios y tu conciencia;
Tu pesca es fruto del sudor en tus poros.
Y la oscura ambición en ti no se desata,
San Pedro y la Virgen te dan ditas de plata,
Y el Señor te bendice con espigas de oros.
21
¡Hermano, Recuerda a tu Tierra!
¡Hermano, recuerda a tu tierra querida!,
Escucha la voz de tu conciencia natal,
Cuando el eco punzado de tu isla sufrida
Llegue hasta ti con su clamor fraternal.
¡Hermano, no olvides a tu terruño isleño!,
Tu isla también necesita de tu solidaridad,
Es tu deber, tu obligación y con empeño
Lucharemos en función de su prosperidad.
Recuerda que entre todos podemos lograr
La unión para que Coche pueda progresar,
Y no importa que tú te encuentres ausente.
Lo esencial es captar una unidad de acción,
Para que todos podamos estar así presentes
En esta lucha social con mística dedicación.
22
Interrogantes
¿Qué han hecho contigo navegante y pescador del
mar?
¿Por qué tu situación es siempre crítica y
empobrecida?
¿Hasta cuándo, noble pescador, tú tendrás que
soportar
Tantos engatusos y humillaciones que amargan tu
vida?.
¡Oh, pueblo de Coche!, divisa la infertilidad de
tu salina,
que en contra de tu voluntad sus trompas fueron
ligadas¡
¿Por qué tupieron su fuente evaporizadora de
agua marina?
¿Por qué Dios mío estas minas de sal continúan
cerradas?
¿Por qué Virgen del Valle a mi pueblo siempre se
engaña,
Cada vez que la politiquería electoral está en
campaña?
¿Hasta cuándo esos politiqueros mentirosos se
cansarán
De ofrecer lo que no cumplirán y ser ellos tan indolentes?
¿Cuándo será el día en que los hijos de Coche
despertarán
Para que asuman sus roles de luchadores
consecuentes?
23
¿Inventiva?
¿Quiénes pudieron presagiar tu cruel destino,
Y hacerte
de él eterno y su injusto prisionero?
¿Quiénes lograron encadenarte en ese camino
Sin virtual salida, como transeúnte pordiosero?
Una inventiva que envuelve en real desatino
Tus frágiles venas cortadas de agudas heridas,
Deambula el progreso, sigues siendo peregrino,
Y la unión y la paz continúan desaparecidas.
Maldición que paraliza tu ilusionado porvenir,
Meciéndote de calamidades para un mal vivir.
¿Dónde están los paradigmas de tu progreso?
¿Por qué embaucan y embaúlan tu bienestar?
¿Acaso, mal te han hechizado para estar preso,
Privándote
de tu derecho social de
prosperar?
24
La Pesca
La pesca es una actividad fuerte, pujante y
tesonera,
Que en mi pueblo de Coche se ha hecho
tradicional,
Y su realización básica es empíricamente
artesanal,
Pescando mar afuera o bien en la cercanía
costanera.
Los peces y variedad de moluscos (la pesca de
ayer
Y la pesca de hoy) constituyen la pesquería
natural,
En las cuales los elementos de producción
habitual
Son el bote, las redes, la nasa, el anzuelo y el
cordel.
Las cabuyas y las bozas eran la fuerza del
pasado
Para varar el mandinga cuando ya se había
calado;
Hoy en día la acción pesquera se hace mar
afuera,
Con sus lanchas a motor, cumpliéndose así la
labor
Pertinente que, con sacrificio, ejecuta el pescador;
Pero este trabajo sigue siendo una ilusión
pasajera.
25
La voz de mi Corazón
Aquí está
mi corazón, que por ti late,
Al contemplar el
avergozante castigo,
Que como indolente y ácido disparate,
Lo han cometido socialmente contigo.
Este es mi corazón que al Señor ruega,
Para que se resuelvan tus necesidades,
Política falsa no seas tan cruel y ciega,
Dedícate a solucionar sus adversidades.
Mi corazón es la voz de mi indignación,
Son latidos acústicos de mi
compasión
Al magrear los cimientos de tu desgracia.
Por eso mi corazón, es pálpito de dolor,
Por los abusos de esta cruel oclocracia,
A la expectativa
por un destino mejor.
26
Labor Pesquera
En nombre de Dios y la Virgen del Valle,
Y con esa fe bendita en su noble corazón,
El pescador sale al mar en su embarcación
A pescar, sin que su disposición desmaye.
Son inciertas y duras las faenas pesqueras,
Para este voluntarioso y
noble trabajador,
Quien faenando en la noche o en pleno sol,
Pasa angustiosas
y amargas horas enteras.
Se lanza la nasa, el mandinga o el anzuelo,
Y cada quien con su instrumento de pesca;
Allí están juntos el papá, el hijo, el abuelo…
Y al compás de las olas en la noche fresca,
Realizan su labor pesquera; es su desvelo,
Es su fogoso
trabajo, hasta que amanezca.
27
Lágrimas de Sal
Pillotes piramidales de lágrimas en salmuera,
Brotan
y se cristalizan
en tu cloruro social,
Y de tus
entrañas, muy adentro hacia afuera,
Derramas lluvias de llantos en cristales de sal.
Son cristales de salmuera tus lágrimas amargas,
Ellas coagulan la aflicción de tu pesar y
clamor;
No hay buena pesca ni salinas, y eso te embarga
Para salarte de preocupaciones, ahogos y dolor.
Lágrimas de sal que son una evocación alcalina
De un pretérito añorado de tu olvidada salina,
Generadora de eventual empleo al cochense trajo.
Hoy permanecen inertes y totalmente cegadas,
Por culpa del Estado que las tiene abandonadas,
Y por desidia te privan de una fuente de
trabajo.
28
Lamentos
¡Qué difícil es la vida de nuestro pescador!
Trasnocho, angustias, deudas y ansiedades,
Es una durísima faena para este trabajador
Recio de los mares, calador de necesidades.
Su vida es una resaca de ayes y de pesares,
Su fruto depende del tiempo o la naturaleza,
Rogando a Dios y a la Virgen de los Mares,
Va en busca del sustento con suma entereza.
Ventoleras de regocijos al fin podrá disfrutar,
Cuando buena pesca a tiempo llega a tener;
Sin embargo, generalmente son los lamentos
Usualmente presentes en nuestros pescadores
Al no poder traer para sus hijos los sustentos,
Y no pagar la morosa deuda a sus acreedores.
29
Las
Salinas de mi Pueblo
¡Oh, salinas de Coche!, de aceptable producción
Muchos años atrás. Actualmente ya no producen,
No porque sean infértiles, sino quienes conducen
Su administración no proceden a su explotación.
¡Oh, salinas de Coche!, que antes eran la
alegría
De mi pueblo insular por su mercado de trabajo.
Transitaron los años, el crisol de sal se vino
abajo
Y aquella ventura se transformó en una alegoría.
El letargo hiriente de tan emotiva remembranza,
Embriaga a los cochenses a percibir la esperanza
De que sus viejas salinas resuciten y vuelvan a
ser
Las otrora fuentes de empleos, con la modalidad
De ser tecnificadas para una mayor
productividad;
Así, nuestras salinas serían granos de un
renacer.
30
La Voz Social de una Realidad
Hoy más que nunca siento el dolor de la
impotencia,
Contemplar la más triste realidad que me
desmorona,
El estado de abandono sin ningún asomo de
clemencia,
Desmaquillada con la palidez de la política
socarrona.
Nuestra voz social, es un lamento ante una
realidad,
Una penosa autenticidad que lacera nuestro
corazón,
Lloramos y sufrimos verte tan
enferma, sin posibilidad
De que este Gobierno pueda ofrecerte una feliz
solución.
.
Arrastras una pesada cadena de
embarazos que inciden
En la ocurrencia de tu crítica
situación: una extrema
Pobreza, sin agua potable, No
hay ferry, alta inflación.
La carestía de la comida,
inseguridad, hasta prohíben
Atender a los de la oposición,
los apagones, el problema
Del transporte marítimo y
terrestre, y la corrupción.
31
Las Sardinas Salvadoras
¡Qué excelso es Dios por su misericordia infinita!
¡Qué grande es la naturaleza
como creación divina!
Nos suministra en enormes
cardúmenes de sardina,
El alimento suficiente para
Coche y para Margarita.
La sardina es la salvadora de
una desnutrición fatal,
Es la que consumimos
diariamente ante esta pelazón,
Su consumo masivo es una respuesta a la “revolución”,
Portadora de hambre, miseria y todo problema
social.
La sardina, por su bajo costo, abundancia y
nutrición,
Es el alimento obligado para las categorías
populares,
Constituye un ingreso para los pescadores
artesanales.
Su alta y constante demanda genera improvisación
De empleos indirectos. No soluciona todos los males,
Al menos es un paliativo para aliviar esta situación.
32
Mar de Sufrimientos
¡Oh, Mar de Coche, convulsionado de
resentimientos,
Bramas furioso ante tantos embelecos y engaños!,
Han sido años y años cercenando tus
sentimientos,
Eres mar de sufrimiento, sientes este oleaje de
daños.
Es en tu blanquecina y persistente lagrimeada
arena,
Donde una porción del dolor de tu pueblo se
enroja;
Se entierran sueños, fe
y anhelos en una sola pena
Asoleada, y vuelve a surgir cada angustia y
congoja.
Son tus consternaciones las
agitadas calamidades
En mareas de sufrimientos, te levantan una
muralla,
Frenan tu avance y con mal
tiempo alzan la gran ola
Demagógica que te arrastra y ahoga en
tempestades,
Ofreciéndote un reboso de promesas que se
encalla
En el muro de la indiferencia
estatal que te insola.
33
Mar y Cielo
Mar celeste de lágrimas tristes y coralinas,
Que en rebosos
moja tu sentir angustiado,
Cuyo dolor enturbia tus fuentes cristalinas,
Regando de olas dolosas tu lienzo azulado.
El cielo, con sus nubes de llanto, exclama
Su indignación al observar tu piel quemada;
Sus truenos y lluvias son ayes que reclaman
Más justicia social para tu gente marginada.
Mar y cielo, eternos centinelas de tus penas,
Se enlazan en
la distancia celeste del dolor,
Y muy solidarios lloran por tu cruel destino.
Mar
y cielo que abren sus dilatadas
venas
En olas,
rayos y centellas; y su veste
color
Se decolora en dolor en el
espacio marino.
34
Marinero
¡ A levantar el ancla, esforzado marinero!,
Hay que zarpar de inmediato, sin demora,
Pues hay buen tiempo y es buena la hora
Para que cumplas tu compromiso pesquero.
Rumbo al inmenso mar, que es tu sendero,
Va contigo tu fe en Dios, a quien implora,
Y con esa confianza, como luz orientadora,
Vas a la búsqueda de un mejor derrotero.
En ese rumbo eres el capitán de tu destino,
El mar y sus riesgos son tus sellos de marino,
Y tu reto será siempre continuar sin temor,
Con buenos o malos tiempos o tempestades,
Tu signo es vencer el miedo y adversidades,
Todo
por tu familia,
¡Valiente pescador!
35
Mi Abandono
He sido una población laboriosamente pesquera,
Por mi condición de isla y la riqueza de mi mar;
Años atrás fui una importante extracción
salinera,
Ella permitía a mis hijos una manera de
trabajar.
Ultimaron mi fuente salinera, y sólo me
queda
La diezmada pesca para aliviar a mi triste
gente;
No poseo otras fuentes de trabajo, pues la veda
Que me han impuesto me escinde impunemente.
Las benditas sardinas son las que logran aliviar
La fuente de trabajo y el sustento de cada
hogar,
Ya que muchas veces la pesca artesanal escasea.
Me da tanto dolor ver a mis hijos desamparados,
A mis pescadores solicitando ayuda, donde sea,
Y al no ser atendidos se sienten solos y
relegados.
36
Naufragio
Ecos de lamentos se oyen en el mar embravecido,
En el cual la corriente de ardides es el vil
presagio
Anunciante de remolinos que te han mal conducido
Al maremoto social de un largo y penoso
naufragio.
Han sido largos años de angustias y de
quebrantos,
Naufragando entre mareas engañosas de promesas,
Y tus espumas son canas de penas caídas en
llantos,
Se resbalan muy lastimosamente sobre tu pobreza.
Así, tu historia siempre ha sido un extenso
naufragio,
Es una práctica sumergida en cada acto de
sufragio,
De aranas, quimeras y falsedades en grandes
rebosos.
Aún ahogan más tus perspectivas en este mar
criminal
De tu pésima vivencia, para sentir el oleaje marginal
De estos falsos ofrecimientos artificiosos y
mentirosos.
37
Nostalgia Salinera
Exigente, dura y sacrificada era la labor
salinera,
Trabajaban unidos el hombre, el niño y la mujer,
Extrayendo y cargando sal de su cantera minera,
Un sustento que les permitía a su familia
sostener.
Juan “Lobanillo”, era el escamado despertador
Del trabajador salinero, repicando la campana,
Para comunicarles ya la hora de la pesada labor,
Desde la helada madrugada, hasta la mañana.
Manan en el recuerdo las
nostálgicas evocaciones
De las explotaciones de la
sal: sus excavaciones
Primitivas, los picadores, los
cargadores y el fiscal.
Formaban equipos cabales para crear el pillote,
Les cancelaban una locha por cada mara de sal,
Pero, aquella inflación no era
ningún despelote.
38
Oración a Dios
¡Oh,
Padre Eterno!, con mi voz en eco
de coro,
Y con mis ojos enrojecidos por el abatido
llanto,
Te suplico Dios bendito, cúbranos con tu manto,
Y como un solo pueblo, con mi fe te lo imploro.
Venerado Jesús, ruego ante tu corona de hinojos
Y como Hijo de Dios, que padeciste crucificado,
Nos resplandezcas con la luz de tus piadosos
ojos,
Y auxilia
a este pueblo que está desamparado.
¿Dios Santo, hasta cuándo seguiremos sufriendo
Por esta mala situación que nos agobia cada día?
Haz el milagro Señor, con tu divino y gran
poder.
Permita que este pueblo ignoto vaya conociendo
La aurora del progreso social y renazca la
alegría
De un bienestar general para un estable renacer.
39
Paisaje Desértico
¡Oh, Isla de Coche!, de xerófila y desnutrida
vegetación,
Desluces desnuda, pellizcada por el salitre y
por el calor,
Y con tus calvos cerros, que son calvicies de desolación
De tu flora y de tu fauna, que gimen de
enardecido ardor.
Sobre la planicie y la faz de tus montes áridos
y pelados,
Sobresalen tunas, yaques, guaritotos, cardones y
retamas,
Parecen arrebujar en tímidas pijamas tu lienzo
desolado,
Y, cálidamente, sobre tu desértico paisaje se
desparrama.
Fauna sin latidos, oquedad huérfana presenta tu flora;
La Uva, Sulica y El Coco, lugares por donde la aurora
Inicia las primeras caricias del día. Las playas
y salinas,
Carreteras descalzas, calles parias
y casitas solariegas;
Sol ardiente, clima seco, temperatura
febril y refriegas,
A veces, de vientos que desmela tu ecología
pueblerina.
40
Promesas
Un arco iris de palabras pintadas de
ofrecimientos,
Fulgura el alba sonriente para un nuevo
amanecer,
Son las luciérnagas promesas que te hacen creer,
Para luego burlarse de tus crédulos
sentimientos.
De elección en elección un aguacero de promesas,
caen copiosamente sobre tu ingenuidad plasmada,
Vuelves a ceder y otra vez se presenta la
marejada
De añagazas y de olvidos. Son truenos de vilezas.
El trepidar de burlones rayos, truenos y centellas,
Agitan tu inútil espera, espejismo de lo
prometido,
Y pasarán los años repitiéndose el mismo
aguacero.
De nuevo el vendaval electoral, con sus
querellas
Manipuladoras, vuelve a exigirte el voto
vendido,
Renovándose el ciclo de engaños al pueblo
cochero.
41
Pescado para el Consumo y Venta
Bienaventurado mar, que de su bendita placenta
Nacen los peces y mariscos que en definitiva
son,
Para mi sufrido pueblo, su principal
alimentación,
Apenas encarna un valor monetario por su venta.
Consumada la calada, el pescador feliz está
ahora;
Él aparta su tributo para el consumo de su
hogar,
El restante de ese producto lo procede a
negociar
Con las cavas
y/o con cada lancha enhieladora.
No existe otra fuente productiva en su economía,
Que la pesca artesanal de inconstante
producción;
Es su esencial arteria circulante de
supervivencia.
Y mientras la naturaleza, con su santa
sabiduría,
Ha sabido salvaguardarla con su mar de
bendición,
El Gobierno ha hecho caso omiso de su
existencia.
42
Ranchería
La ranchería, es la morada y el enclave de
acción
Del voluntarioso
y humilde pescador
artesanal,
Allí él
teje, remienda sus redes y ella es el arsenal
De sus instrumentos de pesca y
de navegación.
Con rústicas varas y palmas se hace la
ranchería,
A orilla de la plácida playa, acariciada por el
mar;
Es su despejado albergue para dormir y
descansar,
Es su empresa vivencial y mercado de pesquería.
Ranchería, hálito marino de ensueños y
alegrías,
Su pequeño cielo, limitado de anhelos en
ardentías,
Allí el pescador en desvarío navega en
lontananza.
Recapacitando en su realidad, se sumerge en el
mar
Infinito, herido de pobreza, en su visión para
pescar
El ansiado progreso, el fruto de una gran bonanza.
43
Redes Oficiales
Redes oficiales que enmallan tu desarrollo,
Despojan indolentemente de un mejor vivir,
Escinden en ti las alas de un digno porvenir,
Para penarte toda una vida a sufrir y sufrir.
Redes oficiales de argollantes limitaciones,
Reabren tus heridas generalmente inciertas,
y exhalan clamorosas, por tus venas abiertas,
El rojo dolor de tus penas y lamentaciones.
Son redes que ahogan tu precaria economía,
En la cual la pesca artesanal es la única
vía
Que origina ciertos masajes de alivios al mal
De tus angustias, incertidumbres y lamentos,
Porque el tejido que te hace el sector oficial,
Te enmaraña para asfixiarte en sufrimientos.
44
Redes Políticas
Redes araneras, de mallas ruines y laberínticas,
Que aprisionan todo progreso, la paz y libertad;
Así has hecho de Coche, con tus pescas
políticas,
Un pueblo enmallado de pobreza y marginalidad.
Sobre tu confianza espabilada y aleteos
ilusorios,
Estas redes politiqueras se abollan para así
calar
Cardúmenes de votos en los espejos envoltorios
de que esta “robolución” sólo sirve para engañar.
Con los más falsos conceptos sobre una
revolución,
Las villanas redes políticas encadenan la
alienación
Cultural de los pueblos para sufrir en la
desgracia.
Con este “socialismo”, la vida es más pobre y
dura,
Coche se hunde en la miseria !Venga la
democracia,
Bienvenida sea y fuera esta hambreadora
dictadura!
45
Redes Vacías
Con su cobija,
su encerao y con su sombrero,
El recio pescador sale hacia el anchuroso mar,
En su lancha central, en su bote o en su peñero,
Y muy contento y esperanzado él sale a pescar.
Escoge en el Mar Caribe el lugar seleccionado,
Para cumplir, con afán, sus faenas de
pesquerías,
A veces irrumpe la tristeza al mirar angustiado,
Cuando levan a sus redes prácticamente vacías.
Redes vacías, que desaniman con amargo sabor,
Y de preocupación a nuestro granado pescador,
Quien con sacrificio va en busca de ese
alimento.
Es parte del sostén a su familia, pero las
alegorías
Se apoderan de él al no obtener en ese momento
La deseada pesca, ya que las redes estaban vacías.
46
Sal de Coche
¡Oh, valioso mineral que, como gemas cuajadas,
Yace en las abandonadas lagunas de tus salinas,
Su blancura inocente, como espumas cristalinas,
Cristaliza su descorazonada en lágrimas saladas.
¡Oh, sal de Coche!, que muy bien has podido ser
Una fuente natural de ocupaciones y de adelanto;
Empero, tu destino laboral ha sido el desencanto,
Por la desidia e indiferencia de la élite del poder.
¡Oh, bendita sal de Coche!, fruto para el trabajo,
Qué Dios y la naturaleza con
sabiduría te trajo!
Valioso recurso destinado para el campo laboral.
Útil materia prima en la industrialización minera:
Explotación y mercadeo en una fuente industrial,
Lo triste, no le dieron importancia a esta cantera.
47
Sin Retorno
Él se fue de mi pueblo, envuelto en un manto
De tristeza y, con un rosario de penas y dolor,
Juró volver y con sus ojos nublados en llanto,
Se despidió de Coche buscando un sino mejor.
Cuando partió izó el pendón del pronto regreso;
Transcurren los años sin la torna del hijo
amado,
Tal vez soñando que llegue el deseado progreso
A su terruño para tornar felizmente a su
estrado.
Han sido largos años de espera, y la esperanza
Se ha convertido en sed de una emotiva ilusión,
Una visión mimosa, pero lejana e inalcanzable.
Se mece la inquietud y se agita la remembranza
Sentimental de una ondulación de recordación.
¿Regresará algún día? ¡Solamente Dios lo sabe!
48
Testigos de mi dolor
Testigos de mi dolor: Dios, la noche, el día,
El cielo, el mar, el sol, la luna y el viento;
Ellos tristemente observan mi desaliento,
que brota desconsoladamente del alma mía.
Dios me brinda su bendición y su consuelo,
El día refleja el rosario de penas y amarguras,
El viento trata de exhalar mis
desventuras,
Y la noche me acompaña en el desliz desvelo.
El cielo me sonríe y me cubre con su abrigo,
El sol con sus candentes rayos
quisiera borrar
Mis dolencias y la luna me da
su compasión.
Como pueblo sufro, lloro y ellos son testigos
De mi crítica situación
social, y si he de rogar
A Dios para luchar lo haré con
fe y devoción.
49
Vivir sin Fe
Vida insípida e incolora,
Temor de seguir viviendo,
A Dios con su fe implora,
Para no seguir sufriendo.
Vida aciaga y tormentosa,
Centinela de
mala suerte,
Cruz sombría y dolorosa,
Negra saleta de la muerte.
Vida, vida sin motivación,
Sin estímulo y sin ilusión,
Vivir solamente para sufrir.
En el frío de una tumba,
¿Entonces para qué vivir,
Si la fe se nos derrumba?
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Conclusión con unas décimas de dolor
¡Coche, …. Coche,…. Coche!
Aún seguimos exclamando,
Todavía estamos llorando,
Al contemplarte día y noche,
Qué desvergonzado derroche,
De los mercaderes del engaño,
¡Cómo te han hecho tanto daño,
Sucumbirte en el subdesarrollo,
Enterrado en el laberíntico hoyo,
Moribundo a través de los años.
¡Coche, Coche, islita anclada!
En cada corazón de tus hijos,
Aunque Dios si te bendijo,
La fuente oficial te tiene olvidada.
Continúas sin suerte y abandonada,
Hoy más que nunca estás mal herida,
Sin ferry, ni agua, ni comida,
Se oyen tus truenos de lamentos,
Sufrimiento, que en todo momento,
Exhalas por tu desgraciada vida.
Si no hay lucha, no hay salvación,
La libertad es expresar el eco de la verdad,
Es la búsqueda de la prosperidad,
Dejando atrás la paupérrima situación,
Acentuada más por esta falsa revolución.
Así estás, islita amada, cada día peor,
Incrementando las penurias del dolor,
¡Ay Coche de mis amores y de mi encanto!
¿Por qué te olvidan y te engañan tanto?
Sufres y te privan de un destino mejor.
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